El Tantra y la Gestalt son los caminos que he transitado y ambos se unen en la transmisión de la importancia de traer consciencia y presencia a todos los aspectos de la vida. Y para ello utilizamos la respiración, el movimiento y la meditación como amorosas aliadas en este camino de mirarnos y validarnos.
El trabajo grupal llegó a mí vida cuando más lo necesitaba y me salvó, me arropó y me confrontó a la vez, sanando muchas de mis heridas.
El trabajo individual me permite revisarme, mirarme de frente sin el personaje que tuve que crearme para sobrevivir.
Ambos me permiten encontrarme conmigo misma, con la verdadera que soy, sin máscaras.
Llegando cada vez más a la esencia de mi ser.
Lo que me dicta el corazón ahora es ponerme al servicio de acompañar a otres a Ser.
Ser para mi es escucharme.
Es sentirme, respirarme, bailarme, gozarme, mirarme, hacerme responsable, estar presente, estar Aquí y Ahora con todo lo que me va sucediendo.
Y a eso te invito y te acompaño.
A dejarte sentir, a tu ritmo, legitimando todo lo que vaya ocurriendo.